Por el Padre Shenan J. Boquet – presidente de Vida Humana Internacional
Publicado el 6 de mayo del 2024
Advertencia: esta columna incluye algunas descripciones de naturaleza madura e inquietante. Se recomienda discreción del lector.
Recientemente, una mujer llamada Kitty publicó un libro sobre un año durante el cual decidió experimentar con el sexo casual. Su propósito declarado era deshacerse de la profunda aversión que había sentido hacia el sexo desde que fue agredida por un niño cuando solo tenía diez años.
“No más culpa. No más autodesprecio. No más autolimitación. Me sentí liberada y sin miedo”. Esos fueron sus pensamientos mientras se embarcaba en un año en el que tendría relaciones físicas casuales con diez hombres diferentes.
Como era de esperar, no salió como ella esperaba. Lo que comenzó como un gesto simbólico para expresar su libertad del trauma de ese primer encuentro, rápidamente se convirtió en una pesadilla que la dejó aún más profundamente herida que antes. Como tantos jóvenes, Kitty había creído la mentira de que el sexo es, o puede ser, un “pasatiempo” puramente inofensivo, al que se puede disfrutar libremente, sin consecuencias graves. Sin embargo, rápidamente descubrió lo que tantas jóvenes ingenuas descubren cuando ponen en práctica las mentiras de la revolución sexual: tener sexo casual es exponerse a ser herida emocionalmente y abusada físicamente por hombres sin escrúpulos.
Al final del año, Kitty había sido violada varias veces. También había sido sometida repetidamente a violencia sexual, de un tipo que se ha vuelto sorprendentemente común. En una ocasión, mientras Kitty se despedía de un hombre que le parecía simpático, de repente se encontró con sus manos alrededor de su garganta, asfixiándola. Otra de sus parejas ocasionales también la estranguló durante uno de sus encuentros, también sin previo aviso ni permiso.