Su impacto en general:
La legalización del aborto en EEUU ha tenido unas devastadoras consecuencias sociales. Al abordar este tema nuestro propósito es alertar tanto a los hispanos dentro de EEUU como a los que viven en el mundo hispano a que no se dejen engañar por el aborto legal.
El 22 de enero de 1973, el Tribunal Supremo de EEUU, en los infames fallos “Roe v. Wade” y “Doe v. Bolton”, legalizó el aborto a petición a nivel nacional. Como resultado de estas sentencias, el aborto es legal por cualquier motivo hasta que el feto sea viable, es decir, hasta que el bebé por nacer pueda sobrevivir fuera de su madre con la tecnología disponible. Después de la viabilidad, el aborto es permitido por razones del bienestar de la madre. Pero el término “bienestar” fue definido tan ampliamente que incluye todo tipo de motivo socioeconómico y psicológico para abortar.
Es importante entender bien qué dijo el Tribunal Supremo. El Padre Paul Marx, PhD, OSB, fundador de Human Life International, lo explicó con mucha claridad:
“La decisión del Tribunal no se basó en que el niño no nacido no fuera un ser humano en el sentido ‘biológico’ del término. El Tribunal, como admitió, estaba completamente consciente de los hechos bien conocidos del desarrollo del feto. El fallo del Tribunal se basó más bien en un criterio de ‘calidad de vida’. Es decir, el niño no nacido no es una persona en sentido ‘significativo’ o ‘pleno’, dijeron los magistrados. Más aún, el Tribunal no concluyó que el estatus legal de la persona comenzaba con el nacimiento, dijo solamente que no comenzaba antes de ese momento. La distinción es muy importante, porque semejante definición, tan vaga e imprecisa representa un precedente constitucional para deshumanizar otros segmentos de la humanidad, definiendo sus vidas como carentes de significado o incompletas”.
Es decir, la legalización del aborto ha engendrado una mentalidad de desprecio por la vida más allá del seno materno. En efecto, el aborto ha traído el infanticidio, la eutanasia, la experimentación con embriones humanos, la fecundación in vitro y otros ataques contra la vida y la familia.
Según el más reciente informe de la organización proaborto Alan Guttmacher Institute, hubo 860,000 abortos en EEUU en 2017. De éstos, “los abortos químicos [RU 486 o Mifeprex, la píldora del aborto] aumentaron un 25% desde 2014 y ahora constituyen casi 4 de cada 10 abortos en EEUU”. Por lo tanto, aunque el número de abortos quirúrgicos ha bajado, el número de abortos químicos ha aumentado. Hay que tener en cuenta este hecho al considerar los siguientes datos acerca del aborto en EEUU que provienen del propio Instituto Alan Guttmacher:
- El 18% de los embarazos (excluyendo los abortos espontáneos) en 2017 terminaron en aborto.
- Aproximadamente se practicaron 862,320 abortos en 2017, 7% menos que los 926,190 en 2014. Esta disminución del número de abortos se debe a la intensa actividad provida.
- Según las tasas de abortos de 2014, alrededor de 1 de cada 4 mujeres (24%) tendrá un aborto cuando cumpla 45 años.
- Más de la mitad de todas las mujeres que abortaron en 2014 tenían de 20 a 29 años de edad. Las mujeres entre 20 y 24 años tuvieron el 34% de todos los abortos, y las de 25 a 29 el 27%. Las adolescentes constituyeron el 12% de todos los abortos en 2014.
- Las mujeres blancas (no hispanas) constituyeron el 39% de los abortos en 2014, las mujeres negras el 28%, las mujeres hispanas el 25%, y las mujeres de otras razas y etnias el 9%.
- El 17% de las mujeres que abortaron en 2015 se identificaron como protestantes, el 13% evangélicas y el 24% católicas, mientras que el 38% no identificó ninguna afiliación religiosa.
- En 2014, el 51% de las mujeres que abortaron estaban usando anticonceptivos durante el mes en que quedaron embarazadas, los más frecuentes fueron los condones (24%) y la píldora anticonceptiva (13%).
Aclaramos que la cifra de más de 60 millones de abortos cometidos hasta el presente, ya de por sí espeluznante, no incluye los varios millones más de abortos causados por el uso de anticonceptivos abortivos, como la píldora (incluyendo la “del día siguiente”), el dispositivo intrauterino y el inyectable Depo-Provera. Tampoco incluye la cifra, imposible de calcular, de embriones que mueren a causa de técnicas de reproducción asistida, como la fecundación in vitro (FIV).
Su impacto en la familia:
La legalización del aborto y la amplia disponibilidad de la anticoncepción han afectado profundamente la formación de la familia. Se pensaba que la legalización del aborto iba a disminuir la tasa de niños en hogares monoparentales. Pero ha ocurrido lo contrario, ha aumentado. Muchos científicos sociales han llegado a la conclusión de que este aumento se debe a la alteración de las normas sociales debido a la legalización y disponibilidad del aborto. Las relaciones sexuales y los embarazos antes o fuera del matrimonio y las familias monoparentales ya no son vistos como algo negativo. La disponibilidad del aborto y la anticoncepción han creado la expectativa de que las mujeres tengan relaciones sexuales antes o fuera del matrimonio, y de que los hombres no asuman la responsabilidad por los hijos. De hecho, las leyes proaborto excluyen al hombre de la decisión de abortar y, por consiguiente, de la responsabilidad familiar.
El efecto negativo, emocional y espiritual, que el aborto ha tenido en la mujer ha repercutido en su entorno socio-familiar, en particular, en su esposo o novio y en los hijos de ambos. Esta disfuncionalidad interpersonal que ha causado el aborto, ha contribuido al aumento de separaciones, divorcios o abandono más frecuentemente por parte del hombre. Ello a su vez ha contribuido a la feminización de la pobreza: el sector más grande de la población en EEUU (75%) que vive en la pobreza está constituido por mujeres solas y sus hijos. También ha contribuido a esta feminización de la pobreza el aumento de la tasa de depresiones y adicciones especialmente en las mujeres que han abortado. Estos mismos factores han influido en el aumento de la tasa de maltrato infantil intrafamiliar.
Aún en el caso de que se cuestione esta relación de causa y efecto, nadie podrá afirmar que la legalización del aborto haya tenido ningún impacto positivo en el bienestar de la familia.
Legalización del aborto y el infanticidio:
Ya en los años 60 y 70, personalidades famosas de los campos científico y legal especulaban sobre la posibilidad legal de retrasar el estatus de persona varios días más allá del nacimiento, ya que algunas anormalidades fetales no se detectan sino hasta después de nacer el bebé y así los padres que lo desearan podrían deshacerse de él o ella, si antes no habían recurrido al aborto.
En años recientes, Peter Singer, profesor de filosofía y bioética de la Universidad de Princeton, ha declarado que la matanza de aquellos recién nacidos que tienen graves limitaciones físicas o mentales es “éticamente aceptable” y aún “deseable”. Y luego añadió algo muy significativo: “A mucha gente esto le parece muy escandaloso, sin embargo, esas mismas personas apoyan el derecho de una mujer a practicarse un aborto. Un asunto en que concuerdo con los que se oponen al aborto es que, desde el punto de vista de la ética más que de la ley, no hay una clara diferencia entre el feto y el niño recién nacido”. En otras palabras, este señor está diciendo que si se puede matar por medio del aborto a un niño que no ha nacido, también se puede matar a otro recién nacido por medio del infanticidio.
El permitir el infanticidio ahora ha alcanzado la etapa de “algo debatible en camino a convertirse en justificable”. Algunos especialistas en bioética han publicado apologías del infanticidio en prominentes revistas de medicina.
La cuestión no se ha quedado en simple especulación, sino que ha pasado a la práctica. En 2007 un estudio concluyó que alrededor de 1 de cada 30 abortos después de 16 semanas de gestación resulta en el nacimiento de un bebé vivo. A las 23 semanas, la cifra de nacimientos vivos después de un intento de aborto alcanza el 9.7%. Según un estimado conservador, este estudio sugeriría que más de 900 bebés sobreviven abortos tardíos (de segundo y tercer trimestre) todos los años en EEUU. La mayor parte de las veces, los aborteros abandonan a estos bebés a la muerte. Otras veces, los matan directamente, como hacía el Dr. Kermit Gosnell, de Filadelfia, condenado a cadena perpetua por tres cargos de asesinato en primer grado de tres bebitos que sobrevivieron sus abortos. De hecho, 19 estados no exigen ninguna protección para los bebés que sobreviven abortos, en otras palabras, no exigen ninguna atención médica básica, sino que los dejan morir. Esto significa que 19 estados, cerca de la mitad del país, básicamente permiten el infanticidio.
El 22 de enero de 2019, el Gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo firmó una ley que permite el aborto hasta el momento del nacimiento, que personal no médico practique abortos y que retira el reconocimiento de los niños no nacidos de más de 24 semanas de gestación como potenciales víctimas de homicidio.
Otros estados están intentando aprobar proyectos de ley parecidos en su extremismo como la ley del Estado de Nueva York: Virginia, Vermont, Rhode Island y Nuevo México.
El aborto y la eutanasia
Es perturbador saber que existen más de 30 grupos en el mundo a favor de este crimen y organizados en una federación. Varios de ellos se encuentran en EEUU. Uno de éstos es la infame “Sociedad Hemlock”, que ahora se llama “Compassion and Choices”, cuyo ex-presidente, el Sr. Derek Humphry, publicó en años recientes un best-seller titulado Final Exit (“La última salida”), donde describe diferentes maneras de suicidarse o de ayudar a otros a hacerlo.
Es alarmante saber que, después de varios intentos infructuosos, los promotores del suicidio asistido por médicos lograron que en 1996 dos tribunales de apelaciones anularan las leyes que prohibían este crimen. Luego, el suicidio asistido fue legalizado en varios estados: Oregon, Washington, Montana, Vermont, California, Colorado, Hawaii y el Distrito Federal (DC).
Es de suma importancia indicar que las decisiones de estos tribunales muestran la conexión entre el aborto y la eutanasia, al intentar “justificar” ambos crímenes bajo un falso y exagerado entendimiento de la “privacidad” y la “libertad individual”.
El aborto, la experimentación con embriones y la fecundación in vitro
Uno de los científicos que desarrolló la fertilización in vitro (FIV) ha reconocido que él jamás hubiera podido realizar esta técnica, si el aborto no estuviera legalizado en su país. Esto ocurrió en Inglaterra, donde han muerto 1.5 millones de embriones humanos a causa de la FIV hasta el 2011.
Es enorme el número de embriones humanos “sobrantes” que son destruidos porque no llegan a transferirse exitosamente a la madre. También mueren muchos bebés no nacidos, producidos por la FIV, por medio del aborto por inyección intracardiaca, ya que no a todos los embriones que transfieren a la madre los dejan vivir.
La FIV también se presta para innumerables perversiones, como la manipulación o experimentación con embriones, la posibilidad de clonación (reproducción asexual en serie de seres humanos genéticamente iguales), la hibridación (la unión de un gameto humano con otro de un animal), etc.
El aborto ataca a los hispanos en EEUU
La fundadora de Planned Parenthood fue Margaret Sanger, quien vivió en Nueva York durante la primera mitad del siglo XX. El nombre completo de Planned Parenthood es Federación de Paternidad Planificada de EEUU (Planned Parenthood Federation of America – PPFA).
Margaret Sanger fue una ideóloga libertina que denunció el matrimonio como “una institución degenerada” y apoyó el “amor libre”. Sanger consideraba que la maternidad era la “esclavización” de la mujer y que el control de la natalidad era el medio para “liberar” a las mujeres de su “servidumbre biológica”.
Sanger se convirtió a la eugenesia racista. Junto con sus colegas, como W.E.B. Dubois, Sanger publicó artículos racistas en su revista The Birth Control Review (“Revista del Control de la Natalidad”): “…las masas de negros ignorantes todavía se reproducen a la ligera y desastrosamente, de tal manera que el aumento de los negros, aún más que el aumento de los blancos, es de esa parte de la población menos inteligente y capacitada, y menos capaz de criar a sus hijos como es debido”.
Sanger consideraba que la mayoría de los inmigrantes a EEUU eran inferiores y creía que la eugenesia era la respuesta: “Que estos extranjeros que han venido en hordas hayan traído consigo su ignorancia de la higiene y de las modernas maneras de vivir y que sean unos incapacitados debido a sus supersticiones religiosas es demasiado evidente… Creo que en estos momentos, inmediatamente, se debe esterilizar en toda la nación a ciertas clases de disgénicos de nuestra población que están siendo incentivados para que se reproduzcan y que morirían a no ser que el gobierno los alimentara”.
La eugenesia cayó en descrédito cuando el público en general se enteró de los horrores que los nazis perpetraron contra los judíos y otras personas inocentes durante la II Guerra Mundial. Por ello, en 1942 Sanger astutamente le cambió el nombre a su organización, que se llamaba Liga para el Control de la Natalidad (Birth Control League), a Federación de Planned parenthood de EEUU (Planned Parenthood Federation of America) o simplemente Planned Parenthood.
Hasta la fecha, Planned Parenthood mantiene en alto y promueve los “ideales” de Sanger: “Margaret Sanger, la fundadora de Planned Parenthood, es una de las grandes heroínas del movimiento. Los primeros esfuerzos de Sanger siguen siendo el sello de calidad de la misión de Planned Parenthood”.
Planned Parenthood se considera “el proveedor y el promotor de vanguardia de la atención a la salud sexual y reproductiva [aborto y anticoncepción], y cuenta con 56 afiliadas locales independientes que operan cerca de 600 centros a través de EEUU”. Planned Parenthood es un multimillonario imperio empresarial del aborto y la anticoncepción. En 2018, Planned Parenthood abortó 332,757 bebés no nacidos. Recibió $563.8 millones por parte de los contribuyentes. El Congreso todavía está intentando retirarles estos fondos al gigante abortista, pero tristemente no lo ha logrado todavía. Su informe 2017-2018 reportó un total de bienes de $2.2 mil millones y una ganancia neta de $244.8 millones.
En 2018, también se informó que Planned Parenthod cerró el año con 590 instalaciones en todo el país, donde el gigante abortista comete sus abortos o vende anticonceptivos, muchos de los cuales, como ya sabemos son abortivos y dañinos para las mujeres.
El 80% de los centros de Planned Parenthood están ubicados en barrios habitados por minorías, donde viven los hispanos. No en balde las mujeres hispanas sufren el 25% de todos los abortos anuales, a pesar de que los hispanos son el 18.3% de la población. Se estima que hay 60 millones de hispanos en EEUU y su número sigue creciendo. No debe sorprendernos de que Planned Parenthood tenga mucho interés en convertirlos en uno de sus blancos preferidos.
La ideología anticoncepcionista de Sanger estaba vinculada a su mentalidad eugenésica: “Más hijos para los capacitados; menos para los incapacitados, ésa es la esencia del control de la natalidad”. También la “educación” sexual de Planned Parenthood promueve el aborto, la fornicación, el homosexualismo y la ideología de “género” en menores de edad. Su página web incluye una sección en español.
Por último, se sabe que Planned Parenthood trafica con órganos de bebés abortados en sus instalaciones.
La información de este artículo ha sido tomada de nuestro curso de capacitación provida para hispanos en EEUU, el cual contiene todas las fuentes.