Joseph Meaney, PhD (Bioética)
Director para la Expansión Internacional
Human Life International
La robo ética: las máquinas humanas y la salud
El seminario que llevó a cabo la Pontificia Academia para la Vida este año de 2019 trató un tema que es más típico de la ciencia ficción que de la bioética. En el evento se señaló que la palabra “robot” proviene de las lenguas eslovacas y que su significado es la realización de labores repetitivas y carentes de inteligencia. Los expertos en la robótica que fueron invitados a participar en este seminario para describir el estado actual de este campo tecnológico fueron los que iniciaron la conferencia. Rápidamente se hizo claro por qué la guía de la Iglesia es necesaria en este asunto.
La presentación más chocante fue impartida por el Profesor Hiroshi Ishiguro, un líder en cuanto al diseño de robots humanoides. En repetidas ocasiones negó la posibilidad de una diferencia significativa entre los seres humanos y un robot completamente autónomo. Para él, las personas son simplemente híbridos de animales con tecnología. Si se retirase la tecnología, los seres humanos serían simplemente animales inteligentes. Llegó al punto de presentar la creación de grandes cantidades de robots androides como la “solución” al problema de la disminución demográfica que está sufriendo Japón. Su visión para el futuro es la de una sociedad plenamente robotizada, donde las máquinas tengan derechos humanos igual que las personas. Él mismo tiene un robot personal que fue construido para que se pareciese mucho a él y que él considera ser una alter ego, un gemelo de sí mismo. Japón se encuentra a la vanguardia de este nuevo y extraño mundo tecnológico.
Se necesita desesperadamente el sentido común cristiano en medio de esta región de loca fantasía que algunos quieren entrar. El Papa Benedicto XVI abordó este tema en su Encíclica Caritas in Veritate cuando alertó ante la “presunción prometeica” de que la humanidad pueda re-crearse a sí misma por medio de la tecnología [1]. El Papa Francisco añadió que la dignidad humana es la consideración moral central en cuanto al diseño y la regulación de la robótica y de la inteligencia artificial. El Arzobispo Vincenzo Paglia, el Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, también reafirmó que los seres humanos y la tecnología deben formar una alianza, pero también subrayó que las personas no deben ser sometidas al dominio de la técnica.
El Padre Emmanuel Agius, un miembro maltés de la Academia, señaló la importante distinción de que los robots obtienen su capacidad para actuar de la programación de sus diseñadores. Por consiguiente, no pueden ser agentes morales. No poseen intencionalidad como los seres humanos. Expresó el pensamiento de que la antigua ley romana puede aplicarse a los robots. En tiempos antiguos los dueños eran responsables de las acciones de sus esclavos. Por analogía, los fabricantes de robots deben ser responsabilizados por las acciones de sus robots. [Por supuesto, el Padre Agius ni de lejos está de acuerdo con la esclavitud, se trata solamente de una analogía.]
Un tema importante como el transhumanismo no fue objeto de diálogo durante este evento, sino solo indirectamente. El transhumanismo es la creencia de que los seres humanos deben ser unidos a las máquinas para lograr la inmortalidad física. Se trata realmente de la tentación diabólica de querer “ser como dioses” (Génesis 3:5) y vivir para siempre en este mundo. Un concepto clave del transhumanismo es lo que se llama “la singularidad”, el momento en el cual habrá una super inteligencia artificial y que será posible transferir una autoconsciencia humana a una máquina.
Afortunadamente, las mismas creencias japonesas antiguas que consideraban que los objetos poseían almas como la de los seres humanos, también hacen que sea muy improbable que sus devotos acepten seres híbridos biomecánicos y ciborg-orgánicos. El sintoísmo enseña que la pureza corporal es esencial. El mezclar seres humanos con máquinas o aún el trasplante de órganos es visto como una forma de “contaminación”. Ello explica el por qué el trasplante de órganos sea bastante infrecuente en la tierra del sol naciente. La terrible combinación de seres humanos, animales y máquinas es más probable que surja del neo-paganismo del mundo occidental.
La Iglesia, una vez más, nos indica el camino hacia un verdadero respeto de la dignidad humana que evita dos extremos: el del transhumanismo o el de cerrarle completamente las puertas a la tecnología.
El Dr. Joseph Meaney participó en esta sesión de la Academia Pontificia para la Vida. También estuvo presente el Padre Francesco Giordano, Director de la Oficina de Human Life International en Roma.
Nota:
[1]. http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate.html, no. 68.