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Human Life International
Cuando la “anticoncepción” mata
Por definición, un abortivo es “un fármaco o dispositivo que induce un aborto” [4]. Dependiendo del tipo de abortivo, esto ocurre al evitar la implantación del blastocito (embrión o ser humano recién concebido) en el útero, o al matar al bebé poco después de su implantación.
Hay dos clases distintas de abortivos: la primera incluye fármacos y dispositivos que mantienen continuamente un cierto nivel de hormonas en el cuerpo de la mujer, imitando el embarazo. Si bien éstos también pueden tener un efecto anticonceptivo, cada uno también tiene el potencial de alterar el revestimiento del útero (endometrio) para evitar la implantación de un pequeño ser humano. Éstos incluyen:
- Los anticonceptivos orales (AO).
- Los dispositivos intrauterinos (DIU).
- Los inyectables, como el Depo-Provera.
- Los implantes, como el Norplant, Jadelle, Implanon y Nexplanon.
El segundo tipo de abortivo mata a un niño prenatal existente. También conocido como "aborto médico", estos incluyen:
- La RU-486 o “píldora del aborto”, que hoy se llama Mifeprex o Mifepristona.
- La combinación de metotrexato y misoprostol.
- La “anticoncepción de emergencia”. Este tipo de régimen abortivo tiene muchas formas y algunas veces se llama “píldora del día después”. Consiste de altas dosis de esteroides artificiales que se utilizan en anticonceptivos orales. Dos marcas son el Plan B y Preven.
La embriología actual sostiene que la vida humana comienza en la concepción
A pesar de las victorias políticas de la industria del control de la natalidad al influir en el lenguaje de ciertas organizaciones médicas, el campo de la ciencia que trata específicamente con los hechos biológicos del comienzo de la vida, mantiene como normativo que un nuevo ser humano surge en la concepción / fecundación. Los embriólogos han descubierto que, desde el primer momento de la concepción, el código genético del nuevo ser humano está completo, su sexo está determinado y, con la nutrición adecuada en el útero, continuará desarrollándose como lo hace cada ser humano. Esto no es un punto de vista religioso; es pura ciencia.
Tampoco existe un debate científico sobre los efectos abortivos de los fármacos en cuestión (aunque todavía se están probando algunos fármacos), ya que el pequeño ser humano embrionario puede morir cuando no puede implantarse en el útero. Los fabricantes y promotores de estos métodos anticonceptivos, sin embargo, habiendo ganado en gran medida el debate semántico, continúan comercializando sus productos como “anticonceptivos”.
Continuará.
Nota:
[4]. Benjamin Miller y Claire Keane. Enciclopedia y Diccionario de Medicina, Enfermería y Salud Aliada (Tercera Edición). Filadelfia: W.B. Saunders Company, 1983.