Ciudad del Vaticano 22 de marzo 2015
''No es fácil acercarse a un enfermo. Las cosas más bonitas de la vida y las cosas más miserables se reservan, se esconden. El amor más grande, uno intenta esconderlo por pudor, y las cosas que muestran nuestra miseria humana, también intentamos esconderlas por pudor''. Con estas palabras se dirigió ayer tarde el Papa a los enfermos que encontró en la Basílica del Jesús Nuevo, explicando que para encontrar a un enfermo hay que ir a verle, porque el pudor de la vida lo esconde. ''Cuando nos encontramos con enfermedades que marcan toda una vida -añadió- preferimos esconderlas, porque ir a encontrar al enfermo es ir a encontrar nuestra propia enfermedad, esa que llevamos dentro. Es tener la valentía de decirse a uno mismo, ''yo también tengo alguna enfermedad en el corazón, en el alma, en el espíritu. Yo también soy un enfermo espiritual''.
Francisco habló del misterio de la enfermedad y de cómo Dios nos ha creado para transformar el mundo y dominar la Creación, pero cuando nos encontramos ante una enfermedad que parece alejar a quien la sufre de esta misión, la única forma de acercarnos al ''misterio'' de su suerte es la de acostumbrarmos a mirar el Crucifijo, porque ''sólo ahí está la explicación de este fracaso humano, de esa enfermedad para toda la vida''.
''Si no podéis entender al Señor -dijo a los enfermos presentes- pido al Señor que os haga entender dentro del corazón que sois la carne viva de Cristo''. Y agradeció a los voluntarios que utilizaran su tiempo ''para acariciar la carne Cristo, sirviendo al Cristo Crucificado vivo''. También dio las gracias a los médicos y enfermeras por no hacer de su profesión un negocio, ya que ''cuando la medicina se transforma en comercio -añadió- pierde el núcleo de su vocación''. Por último pidió a todos los cristianos de la diócesis de Nápoles que no olvidasen lo que Jesús nos pidió y por lo que seremos juzgados: ''Estaba enfermo y me visitasteis''. ''Los enfermos sufren, reflejan el sufrimiento de Cristo, -finalizó- no hay que tener miedo de acercarse a Cristo que sufre''.