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San José, Imagen del padre celestial

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Autor: Miguel Manzanera, SJ

No hay muchos datos históricos sobre San José. Los evangelios canónicos nos ofrecen información confiable, pero son escasos. Los llamados “evangelios apócrifos”, aunque algunos traen noticias biográficas sobre San José, no gozan de verosimilitud. Entre ellos destaca el “Protoevangelio de Santiago”. En él se describe la vida de la Virgen María. Desde temprana edad fue presentada por sus padres en el Templo de Jerusalén para permanecer allí. Pero al llegar a la edad de la pubertad tenía que dejar el Templo para no incurrir en impureza legal.

 

Ante esa situación el Gran Sacerdote Zacarías convocó a los viudos devotos que estuviesen dispuestos a desposarse con la joven María. Para saber a quién de ellos Dios había elegido, les pidieron que cada uno llevase una vara para ver cuál de ellas hacía algún prodigio. Y fue precisamente la vara de José de la que salió una paloma y voló sobre su cabeza como señal de predilección. Si bien José trató de excusarse por tener otros hijos y ser ya mayor, sin embargo el Gran Sacerdote le conminó a aceptar la voluntad de Dios. José, por su oficio de artesano carpintero tuvo que ir a trabajar y dejó sola a María.

 

Los evangelios de Mateo y Lucas narran la encarnación del Hijo de Dios en el seno virginal de María y al mismo tiempo la desolación de José que al regresar de su trabajo no comprendió lo sucedido. Como era un “varón justo” vacilaba entre seguir con ella o dejarla, inclinándose más en repudiarla aunque en secreto para no ponerla en evidencia. Pero, iluminado por el ángel, aceptó a María como su mujer y al mismo tiempo asumió la misión de ser el padre amoroso del niño, al que puso el nombre de Jesús, que significa “Yahveh salva” (Mt 1, 19-25).



Según narra el evangelio de Lucas (2, 41-52) Jesús, al cumplir la mayoría de edad con 12 años, sus padres le llevaron en peregrinación al Templo de Jerusalén. Allí Jesús, preguntando a los doctores de la Ley, comprendió el misterio de su encarnación. Por eso cuando su madre angustiada le recrimina: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te estábamos buscando”, Jesús le responde: “¿Y por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo tenía que estar en la casa de mi Padre?” (Lc 22, 48-50).

 

En ese momento Jesús posiblemente pensaba que su Padre Dios le llamaba a iniciar su misión, emancipándose de sus padres. Sin embargo al escuchar la queja de su madre María y ver el dolor que les causaría a ella y a José, cambió de parecer. Por eso, a pesar de su respuesta, regresó obediente con ellos a la casa de Nazaret y allí permaneció “progresando en sabiduría, en estatura y en gracia antes Dios y ante los hombre” (Lc 2, 51-52).

 

Según los datos de los evangelios Jesús estuvo en Nazaret hasta la edad de unos treinta años (Lc 3, 23). Durante ese tiempo, además de dedicarse a la oración, aprendería el oficio de José y colaboraría en sus trabajos  Por eso a Jesús se le conocía como “el hijo del artesano” (Mt  13, 55) o simplemente “el artesano” (Mc 6, 3). Los evangelios indican que Jesús tenía varios hermanos (Santiago, José, Judas y Simón) y hermanas (Mc 6, 3) que posiblemente serían los hijos de José en un anterior matrimonio.

 

Aunque los evangelios no dan datos sobre la muerte de José, todo apunta a que éste murió antes de que Jesús saliese a predicar. De hecho hay una gran devoción a San José como patrono de la buena muerte en los brazos de Jesús y de María. Según San Epifanio (c. 310/320 - 403) y otros escritores sagrados José habría muerto a la edad de 90 años.

 

Todo ello explica la veneración tan grande de que goza San José. El dato más antiguo se refiere a la Iglesia copta a partir del siglo IV, rememorando la estadía de la Sagrada Familia en Egipto, huyendo del cruel rey Herodes. Muchos santos, entre ellos Santa Teresa de Jesús, le han tenido profunda devoción. El Papa Sixto IV (1471-84) instituyó la fiesta de san José el 19 de marzo. Pío IX le declaró Patrono de la Iglesia Católica en 1870, al finalizar el Concilio Vaticano I.

 

En el año 1955 el Papa Pío XII quiso que el 1º de mayo, que era ya el Día del Trabajo, fuese también la Fiesta de San José Obrero para que “el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, fuese también el providente guardián de los trabajadores y de sus familias”.

 

Aunque la investigación sigue abierta, lo arriba expuesto nos parece verosímil y concordante con el plan divino que eligió a María, desposada con José, para ser la madre virginal del Hijo de Dios hecho hombre por obra de la Santa Rúaj (Espíritu) (Lc 1, 35). De esta manera José, el varón justo, tuvo el privilegio de ser el esposo de María y también el “padre adoptivo” de Jesús. Por eso la Sagrada Familia de Nazaret es la imagen sacramental más bella de la Familia Trinitaria, siendo José quien ejerció en la tierra el papel del Padre en el cielo.