Autor: Miguel Manzanera SJ
Ya ha pasado un mes desde aquel fatídico 24 de marzo de 2015.en el que el avión A 320 de la compañía alemana Germanwings en su vuelo de Barcelona a Düsseldorf se estrelló contra las montañas de los Alpes franceses. Ya se da por seguro que fue el copiloto Andreas Lutbitz de 27 años de edad el autor de esa acción suicida y homicida que llevó a la muerte a 150 seres humanos incluidos él mismo y el piloto. Sin embargo todavía no hay claridad sobre cuáles fueron las motivaciones que le movieron para suicidarse, condenando a morir a personas inocentes.
Según todos los datos disponibles el impacto no se debió a ningún desperfecto técnico del avión sino únicamente a la acción del copiloto en el momento de quedarse solo en la cabina de mando, cuando el piloto salió para ir al baño. Según un plan preconcebido trancó por dentro la puerta, anuló la comunicación radial y no quiso responder cuando el piloto intentó inútilmente abrir la puerta cerrada, golpeándola y gritándole: “¡Por el amor de Dios, abre la maldita puerta!”.
Andreas fríamente accionó los mandos para descender casi en picado durante unos ocho minutos hasta estrellar la moderna aeronave que quedo totalmente destruida y los cadáveres de los pasajeros diseminados en las escarpadas vertientes montañosas. Esta tragedia parece copiada de una película de terror recientemente estrenada.
La investigación se centra ahora en descubrir cuáles fueron las motivaciones que impulsaron a Andreas para cometer este absurdo acto criminal. Según las personas que lo conocieron era un joven normal que ya desde pequeño tuvo el sueño de convertirse en un gran piloto. Comenzó estudiando exitosamente su profesión primero en aviones pequeños y luego en naves mayores en la ciudad de Bremen.
Sin embargo ya en el año 2009 tuvo que interrumpir el estudio por una crisis de depresión psicológica, debida a un trastorno de ansiedad generalizada (TAG) con tendencia al suicidio. Le habían recetado un medicamento neuroléptico con inyecciones de olanzapina y le habían recomendado que practicara mucho deporte para recuperar la confianza en sí mismo. Obviamente influyeron los trastornos psiquiátricos que él sufría y los medicamentos que recibía Si bien la compañía aérea Lufthansa fue informada de esa situación, no la transmitió en su totalidad a la autoridad aérea federal alemana, tema que seguramente tendrá repercusiones jurídicas.
Andreas estaba siendo tratado para evitar un posible desprendimiento de retina. El mismo día que se estrelló tenía una licencia médica que no mostró a nadie. Todo ello le estaría causando una frustración personal ante el previsible derrumbe de sus objetivos profesionales que posiblemente le llevó a la decisión de suicidarse. Sin embargo queda la incógnita de por qué no se quitó la vida arrojándose de un edificio alto, disparándose o ahorcándose como hacen la mayoría de los suicidas. ¿Por qué decidió estrellar el avión matando a 149 personas inocentes e indefensas?
Después de su muerte en el registro de su casa la policía descubrió que había buscado en internet la manera de atrancar herméticamente la puerta cuando se quedase él sólo en la cabina de mando, Ello confirma la hipótesis de que Andreas quiso suicidarse matando a todos los pasajeros. ¿Cuál fue la motivación para cometer esa brutal acción asesina?
Posiblemente en esa decisión influyó la frustración de no poder ser un piloto famoso y alimentó la obsesión de hacerse famoso provocando una espantosa tragedia. Una antigua novia reveló que Andreas en una ocasión le dijo: "Un día haré algo que cambiará todo el sistema y entonces todos conocerán mi nombre y lo recordarán". Pero, ¿no es absurda esa decisión?
Hay que investigar más las creencias religiosas o pseudorreligiosas de Andreas. No tenemos noticia si era católico o protestante luterano, las dos confesiones más numerosas en Alemania. Pero es bien posible que fuese arreligioso o ateo, dado el alto grado de secularismo que predomina en Europa. La cultura globalizada individualista y hedonista propugna como máximos valores el dinero, la fama y el placer, donde apenas tienen cabida los valores espirituales o morales.
También es bien posible una influencia de la religión islámica en su versión más fanática. Hay noticias de que Andreas durante sus estudios aeronáuticos en Bremen se habría hecho musulmán ya que frecuentaba la mezquita en la que un imán predicaba la guerra santa contra los infieles. De confirmarse esa noticia podría explicar la acción homicida de Andreas, no muy distinta de la que realizan los musulmanes suicidas cuando hacen explotar sus cinturones con explosivos para matar a los “infieles”. De hecho en internet se ha publicado un blog con el lema en árabe “Nuestro santo mártir Lubitz murió por nuestro Profeta”’.
Hay, además, otro dato misterioso e inquietante. Andreas en su tableta para entrar a internet se había registrado con el nombre “Skydevil” o sea "Diablo del cielo". ¿Hasta qué punto fue un capricho irrelevante? O tal vez sugiere que había realizado algún pacto satánico que le obligaba a realizar un crimen horrendo. No tenemos certeza de ello, pero es posible. En la biografía de Karl Marx se narra que en su estadía juvenil en Bonn realizaba este tipo de ritos que desembocaron en un odio a Dios y a los cristianos.
No sabemos si se llegarán a aclarar plenamente las motivaciones profundas que movieron a Andreas para realizar este absurdo acto sanguinario. Únicamente Dios en su divina sabiduría puede juzgar en justicia y misericordia. Elevamos una oración para que el Señor le perdone y pidamos también por las personas totalmente inocentes que encontraron la muerte en ese trágico vuelo.