Por el Padre Shenan J. Boquet – Presidente de Vida Humana Internacional
En la revista “First Things” la semana pasada, el profesor Robert George publicó un inteligente experimento mental. El Profesor George, en caso de que no lo sepa, es uno de los especímenes más raros en estos días: un miembro de la academia que es de manera abierta y orgullosa un militante provida, pro-familia y fielmente católico en una universidad de la Ivy League, en este caso la Universidad de Princeton.
En su artículo, sin embargo, el Dr. George insta a sus lectores a imaginar lo que sucedería si de repente él comenzará a insistir en que es un “progresista secular”. Naturalmente, otros progresistas seculares protestarían inmediatamente de que él no es tal cosa, ya que no apoya el aborto, ni la causa del colectivo LGTBI, o cosas como el mandato a favor de la anticoncepción del seguro médico conocido como “ObamaCare”. A dicha acusación, el Profesor George, podría responder de la siguiente manera:
“Oye, pero yo fui educado por progresistas seculares. Fui a Swarthmore, luego a Harvard, luego a Oxford: todas son instituciones seculares dominadas por progresistas. Doy clases en Princeton, que es súper secular y progresista. Aprendí el catecismo progresivo secular. Lo sé de memoria. Se los puedo citar literalmente. Mis maestros progresistas seculares moldearon en gran medida quién soy. Les agradezco todos los días la excelente educación que me brindaron. Eso es parte de mi vida, hombre”. “¿Y sabes qué más? ¡Está en mi familia! Mi abuelo materno era laicista. Era un italiano anticlerical. Incluso era masón. Amé y adoré a ese hombre. ¡Fue una gran influencia para mí!”
O, agrega y podría señalar que, bueno de seguro él no es estrictamente pro-elección (a favor de que la mujer decida el aborto o no), pero cree en ayudar a los pobres, reformar el sistema criminal y tratar a los inmigrantes con humanidad. Y, después de todo, estos problemas son progresivos y, de hecho, él cree que estas ideas “están en el corazón de lo que significa ser un progresista secular”. Y entonces, resulta que realmente es un muy buen progresista secular después de todo “Y, por cierto”, podría añadir, “¿quién eres tú para cuestionar mi fe progresista secular? Yo defino quién soy, no tú”.